La reconocida intérprete está a cargo de dar vida a la nueva María Pradenas, una esforzada y trabajadora mujer sometida a los vaivenes del señor de la Querencia, así, además de tener que soportar los constantes abusos sexuales por parte de José Luis (Gabriel Cañas), ahora sufrirá de impotencia al ver como el patrón hace lo mismo con su adorada hija Violeta (Vanessa Peric). De esta nueva versión de la exitosa teleserie de TVN, su regreso a las telenovelas de época, la construcción de su complejo personaje y los nuevos protocolos para abordar las escenas de violencia e intimidad hablamos en Teleseries.cl con Lorena Capetillo.
Por Pablo Carrasco.
Esta es la tercera teleserie de época que realizas en tu carrera, después de “Perdona
Nuestros Pecados” y “Hippie”. ¿Cómo ha sido trabajar en esta producción?
Felicidad máxima. Tenemos un equipo lleno de profesionales que elevan el género, haciéndolo crecer y queriendo potenciarlo. Estoy feliz con esta tremenda experiencia. Es lindo repasar hitos históricos de nuestro país con diversos argumentos de guión. Es volver a contarnos la historia, resignificarla y analizarla desde distintos ángulos.
¿Existen presiones externas al formar parte del primer remake de una teleserie chilena?
Para mí, en lo personal, no. Se qué hay y habrán comentarios. Me encuentro con personas y preguntan cosas. He evitado leer comentarios en redes sociales. Porque lo hice una vez y fue suficiente. He preferido trabajar con mi atención hacia adentro. Trabajar, trabajar y trabajar. Los resultados los veremos al aire. Espero que podamos dar lo mejor y todo lo que merece una historia cómo esta.
¿Qué opinas que Mega haya decidido adaptar una teleserie exhibida dieciséis años atrás por otro canal en vez de apostar por una historia original?
Me encanta que esto pase con una teleserie. Ver la posibilidad de nuevas visiones frente a los temas y nuevas interpretaciones. Se han reversionado canciones, obras de teatro y películas. Nada es mejor o peor. O quizás sí. No lo sé. Prefiero dejárselo al público. Uno trabaja por empatizar lo más profundamente posible con la historia y los personajes, y darla al público para que conversemos de estas realidades. Veremos qué se produce con este viaje.
¿Influyó en tu construcción de personaje que una parte del público ya tenga presente la primera interpretación que se hizo de María Pradenas a cargo de Patricia López?
Decidí no ver la teleserie antes de leer el texto. Yo estaba en ese tiempo con una hija recién nacida, por lo que mi atención estuvo ahí en ese tiempo. Por supuesto que conocía la historia: teleserie exitosa, tremendos trabajos actorales, guion, etcétera. Mas preferí empezar como “si no supiera nada”. Para conectar con la esencia del personaje. Intuyéndolo, hacerme mi opinión y ver qué me encontraba. Después de un tiempo grabando, vi escenas de la versión original. Y siento que son teleseries totalmente diferentes. Eso me parece entretenido y bueno que suceda.
¿Cómo desarrollaste el rol de María?
Hubo un tiempo donde estuve leyendo de cabeza casos de mujeres violadas sistemáticamente, secuestradas y abusadas durante años. El dolor es abismal y las estadísticas brutales. Me dolía el cuerpo de solo leer, como imagino que a toda persona le pasaría con testimonios así. Estuve mirando perfiles psicológicos según especialistas, sobre cómo fueron las terapias y sus procesos de sanación. Es todo muy doloroso y hay espacios de luz para quienes han podido darle la vuelta a esta experiencia, que muchas otras mujeres relatan como el robo de sus almas. He leído y sigo en eso. Pero el caso en el que más me aferro para trabajar a María, fue la ruda historia de Jaycee Dugard, que hoy es una mujer libre después de haber sido secuestrada a los once años y haber tenido hasta hijas con su violador. Es tan brutal, como sobrecogedor y lleno de fuerza a la vez, el paso que a ella la salvó. La abuelita de mi hijo ha sido una tremenda ayuda para mí desde un inicio también. Le doy las gracias a la Lela que desde el sur me estuvo enviando videos de grandes mujeres de la zona donde ella vive, para estar atenta a sus historias en el campo. Esa parte fue muy hermosa.
¿Qué tal ha sido trabajar con tu nueva familia ficticia?
Los amo. Farías y la Vane son un refugio seguro entre tanta violencia que hemos transitado.
En el 2008 esta historia sorprendió por lo osada que fue al incluir escenas de desnudos y que insinuaban actos muy violentos. ¿Cómo ha sido abordar un proyecto de estas características?
Desafiante. Ha significado indagar en cada historia navegando por aguas profundas. Llegando a los nudos ciegos y ver cómo desatarlos. Darle verdad a historias desgarradoras y más cotidianas de lo que imaginamos. Es una gran responsabilidad. Sobre todo en estos tiempos que estamos viviendo.
¿Qué te parece que ahora cuenten con un coach para enfrentar las escenas de intimidad como lo hacen en producciones internacionales?
Estoy feliz de que se le dé el trato que realmente requiere el trabajo. En esta teleserie con cada detalle se instalan nuevas formas y me parece maravilloso, porque era necesario. Significa protección para el equipo completo. Puedes analizar el trabajo en profundidad y realizarlo sabiendo que el cuidado de cada persona es un factor fundamental para que nadie vaya a pasar por la más mínima incomodidad en una experiencia laboral que en sí ya es difícil y desafiante. Ha sido una excelente experiencia.
¿Cuál crees que sea el aporte de “El Señor de la Querencia” este 2024?
Es una historia difícil, horrorosa, llena de campo de 1920, pero donde ves la oscuridad de un 2024 también. Nunca será fácil mirar el horror a los ojos. La violencia cambia de disfraz en cada era y es importante reconocerla, que miremos lo que decidimos a diario y lo que tenemos en el corazón. Son tiempos extraños y agresivos en muchas partes. Que eso nos atraviese y nos haga presa fácil, o se detenga, depende de nosotros. Creo que es una teleserie con la que vamos a poder conversar muchas cosas.
Fotografías gentileza Mega.