La actriz valdiviana forma parte del elenco protagónico de la recién estrenada serie de Netflix, la primera que la plataforma de streaming realiza en Chile, esto a través de Fábula que produjo los seis capítulos que componen la historia inspirada en el homicidio de Viviana Haeger. Daniela, a quien hemos visto en “Sudamerican Rockers”, “12 Días Que Estremecieron Chile” y “Casa de Angelis”, y que próximamente también llegará a las pantallas con “La Vida de Nosotras”, nos contó sobre la experiencia de interpretar a la comisaria Paola Asenjo y lo que significó integrar el equipo de esta producción que marca un hito en la ficción nacional.
Por Osvaldo Donoso.
¿Cómo te enteraste de “42 Días en la Oscuridad”?
Me enteré de una manera muy particular. Estaba escuchando un rap desde mi teléfono y me llamó tres veces un número desconocido, estaba con unas amigas y me dijeron contesta debe ser importante. Fue ahí cuando llamé de vuelta y era Eduardo Paxeco, me dijo que estaba buscando a una actriz que interpretará a una mujer de la PDI para la primera serie chilena de Netflix. Menos mal llamé de vuelta jajajá.
¿Y qué vino después? ¿Cómo fue el proceso de casting?
Esta vez había que grabar un selftape (auto grabación) entonces me prepare un par de días. Grabé dos veces y no quise complicarme más, haciéndole caso al instinto envié el segundo con la ayuda de Luna, una gran amiga. Después de un par de semanas, saliendo de boxeo me llama Eduardo para felicitarme, no había guardado el número pero contesté de inmediato y ahí me dijo que era Asenjo.
¿Cómo te preparaste para dar vida a Paola Asenjo?
Al principio vi muchas series policiales mientras leía el guión. Vi a muchas mujeres de alto nivel, sutiles y con un mundo interior maravilloso. Kate Winslet en “Mare of Easttown” fue una guía impactante. Era protagonista, sus detalles y miradas son clases de actuación.
Me sabía el guión de toda la serie, lo leía muchas veces. Estudié todas mis escenas antes de rodar, como si fuera una obra de teatro. Dediqué todo el tiempo posible para estar muy concentrada. Todo lo que pude absorber en mi hogar se fue soltando en el set junto a Claudia (Huaiquimilla), Gaspar (Antillo), el tremendo equipo de vestuario, arte, peluquería, maquillaje, fotografía. Es más, tenía mi pelo larguísimo y opté por cambiar radicalmente.
¿Qué te pareció interpretarla, considerando, además, que es la única mujer de la brigada?
Es el más grande desafío que he tenido. Fue cautivante, un engranaje para contar esta historia. Es de las experiencias más importantes en mi trabajo. Hacerse cargo de la imagen de la única mujer sureña en esa brigada fue mi motor frente a todo. Toda una brigada de hombres me asombraba, año 2010 muy reflejado ahí. Intentar vincularse de una manera empática con la familia directa que estaba en esa angustiante búsqueda. Estaba lleno de silencios, detalles, empatía y miradas que fuimos construyendo con mis compañeras y compañeros.
Siempre hay vuelcos en los personajes, comienzan de una forma y se convierten en otra.
Te tocó compartir escenas con Claudia Di Girólamo, Pablo Macaya y Daniel Alcaíno, entre otros. ¿Cómo fue el trabajo con ellos?
Tener la fortuna de poder mirar y escuchar a quienes has admirado durante años es un privilegio tremendo. Con Claudia Di Girólamo tenemos escenas muy potentes donde el diálogo es mínimo, solo bastaba escucharla, contenerla, sumando la lluvia y el frío que complementaba nuestro presente. Es muy estudiosa y me gustaba verla como dirigía su energía al momento, es impactante. Daniel Alcaíno fue el primero que me recibió, con un abrazo como si nos conociéramos de antes. Es un gran compañero y supo contener ese nerviosismo porque venía como a un liceo nuevo. Cuando lo veía actuar desde lejos en el set decía: “tremendo personaje que está armando”. Con Pablo las conversaciones fuera de set fueron las que nos unieron más, y gracias a eso fue muy fácil fluir en el set. Él es liviano, ágil, comprometido, compartimos escenas importantes en bellos paisajes.
¿Y la relación con los directores Gaspar Antillo y Claudia Huaiquimilla?
La visión de los directores fue importante al momento de acordar el tono que tiene la serie. Soñaba con trabajar alguna vez con Claudia Huaiquimilla. Respeto, admiración, tiene una mirada única en el cine. Destaco su humildad, cariño, hermandad y complicidad. Somos de la misma generación, esa del 87’. Su voz al guiar con respeto en el set es algo que me flechó profundamente. Gaspar fue muy sensible, siempre conectado con lo que nos sucediera antes y después de cada escena. Yo soy muy de piel y conversar con honestidad. Ahí encajamos muy bien entre los tres, les agradezco.
La serie retrata muy bien la oscuridad de su título con un sur de Chile nublado, frío y lluvioso. ¿Fue complejo el rodaje?
La naturaleza se impuso como un personaje más en el rodaje, había que asumir que viviríamos la lluvia sureña en su máximo esplendor. Yo soy de Valdivia, es un clima que conozco y es mi Chile de toda la vida. Siento que a pesar de la rudeza del clima fuera de casa que vivían los equipos técnicos, todo se afiataba porque había compromiso, calor humano y preocupación activa sobre todos los protocolos sanitarios. Frente a toda adversidad estuvimos juntos, apoyándonos y creando. Esa calma inquietante del lago era asombrosa en cada jornada. Crear en confianza es algo que siempre agradezco. Sigo conservando amigos de este rodaje, y es inolvidable para todos.
En estos primeros días del estreno la serie ha recibido excelentes críticas y se encuentra como la serie más vista de Netflix en Chile. ¿Qué te pareció ver el resultado final?
Ahora que todo se completa recuerdo pasajes y momentos de rodaje que fueron muy intensos, llenos de lluvia y frío que se ven reflejados en la fotografía de la serie. Las interpretaciones de mis compañeros son de un nivel bellísimo. Todos los equipos dispuestos para crear lo que pueden apreciar desde sus pantallas.
¿Y cómo has visto la recepción del público?
El público a través de redes sociales es impresionante. Se compromete con la historia, otros llegan a buscar sus propias respuestas, dan análisis con respecto a todo lo que se ha gestado con este proyecto único y que por ser el primero jamás se olvida.
Finalmente, ¿Cómo evalúas ser parte de esta primera serie chilena de Netflix?
Vivir y ser parte de esta tremenda producción es un orgullo grande para mí, para mi familia y Valdivia, mi ciudad natal. Ojalá todos podamos tener la posibilidad de pasar por experiencias así.
Fotografías gentileza Diego Araya Corvalán / Netflix.