Gentileza Mega. |
Esta tarde, a las 16:00 horas, Mega estrena su tercera teleserie diurna, ficción que es realizada por AGTV Producciones. La trama escrita por Luis Ponce, Daniela Lillo, Felipe Montero y María Luisa Hurtado, y dirigida por Matías Stagnaro y Manuel Buch, se centra en una mujer que, con una nueva identidad, regresa para hacer justicia contra quienes catorce años atrás le provocaron el mayor dolor de su vida, abusaron de ella arrebatándole su inocencia siendo aún una adolescente.
Esta mujer es Amanda Solís (Daniela Ramírez). Abandonada tempranamente por su madre, se refugió en el amor incondicional de su padre. Pero la verdad es que Amanda nació bajo el nombre de Margarita, una niña tímida y de ojos tristes que vivió en un hogar hasta que fue adoptada por la familia del doctor Carlos Solís. Tras esto ella modificó su nombre intentando dejar atrás un pasado difícil que comenzó a los catorce años cuando se enamoró de un compañero de curso encantado con su belleza. Aunque su padre biológico quería convertirla en la primera profesional de la familia, Margarita tenía escrito en su destino un camino diferente. Pese al amor y los cuidados de su progenitor, no logró escapar del abuso al que fue sometida por los hermanos Santa Cruz la noche de la vendimia en 2002. Esa noche fatídica Margarita fue consolada cariñosamente por su padre quien se percató de lo ocurrido, aunque tras ese día desaparecería sin dejar rastro. Por eso hoy Amanda es una mujer decidida, perfeccionista, meticulosa e intuitiva. Aprendió que la vida es una lucha constante donde sólo los más fuertes sobreviven. Su camino para hacer justicia y vengarse de los Santa Cruz se cruza en su historia cuando la matriarca del clan es atendida por la enfermera tras haber sufrido un accidente cerebrovascular. Y posteriormente la oportunidad perfecta para ejecutar su plan se aparece al ser contratada por la familia para ayudar en la rehabilitación de la mujer. En este momento de su vida sólo le importa la verdad y hacer justicia mientras debe lidiar con la fuerte atracción y nostalgia que siente por su primer amor, quien aún vive en el fundo, mientras de a poco irá sintiéndose atraída por el mayor de los Santa Cruz.
El primer amor de Amanda es Víctor Reyes (Felipe Contreras). Es un hombre protector, generoso, asertivo y valiente. Es honrado y siempre está dispuesto a cuidar a los que quiere y a los trabajadores que están a su cargo en el fundo Santa Cruz donde es el capataz. Idealista, romántico y rebelde, Víctor no conoce los límites lo que lo hace ponerse en guardia con facilidad. Hace un año pololea con una de las asesoras del hogar del fundo que ve en él todo lo que anhela para su vida: seguridad, cariño y protección. Y aunque las cosas entre ellos van bien, Víctor no ha podido dejar de pensar en Margarita. Siente que su historia quedó fatalmente suspendida en el tiempo, pues ella desapareció de un día para otro dejándole una sensación de vacío y abandono. Será él quien primero descubra que Amanda, la nueva enfermera de su patrona, es en verdad Margarita que ha regresado para hacer justicia. Y rápidamente hará suyos los objetivos de su antigua polola. Y aunque Amanda evitará a toda costa que Víctor le arruine sus planes y se involucre demasiado, juntos serán la dupla valiente y determinada que saltándose todos las reglas y límites buscarán justicia y verdad.
Su paciente, Catalina Minardi (Loreto Valenzuela), es quien le permitirá volver al fundo. A diferencia de su difunto marido, ella fue siempre una mujer práctica y determinada. Femenina y vanidosa toda la vida se ha preocupado de lucir bien. Proveniente de una familia latifundista, se casó a los veinte años con Bernardo Santa Cruz, un hombre que la doblaba en edad pero que era uno de los más poderosos de la zona. Claramente lo suyo no fue amor a primera vista. No se casó enamorada. Eso vino con los años, con los hijos. Quedó viuda y tras el luto de rigor, comenzó a disfrutar ahora con la libertad de poder viajar y florecer. Con sus hijos grandes y los negocios a cargo del mayor, Catalina vivía los mejores años hasta que un repentino accidente cerebrovascular la tuvo al borde de la muerte. Hoy está de vuelta en su casa tras casi dos meses en una clínica y con una hemiplejía que ha comprometido parcialmente su movilidad en manos y piernas; por lo que ha vuelto a su fundo en compañía de Amanda, que la ayudará en su proceso de rehabilitación. De a poco esta joven con apariencia inocente, irá estrechando su cercanía con la matriarca ganándose su cariño y confianza, así como su respeto profesional. Antes de morir Catalina tiene la esperanza de ver a sus hijos casados. Será hasta su último día la madre leona que luchará por mantener el status de su entorno familiar, defendiéndolo contra cualquiera que ponga en peligro el honor de sus hijos o amenace su fortuna y prosperidad de su descendencia.
Luciano Santa Cruz (Carlos Díaz) es el mayor de sus cuatro hijos. Es un tipo noble y honesto que sobre sus espaldas carga el compromiso de continuar con el legado familiar que le encomendó su padre antes de morir: mantener a flote la Lechera Santa Cruz. A diario lleva a cabo esta misión con un alto sentido de responsabilidad, en medio de los clásicos conflictos familiares con su madre y hermanos, sobre todo con el que le sigue en edad, quien siempre ha criticado su desempeño en la gerencia general. Persona justa de moral intachable, desde pequeño Luciano debió dar el ejemplo a sus hermanos menores y actuar responsablemente. Aspira a que la empresa familiar siga creciendo siendo rentable, pero cuidando siempre el bienestar de sus trabajadores. Se casó siendo muy joven con Matilde, pero no pudieron tener hijos. Cuando a su mujer le diagnosticaron cáncer uterino, decidieron adoptar a una niña huérfana quien se convirtió en el centro de sus vidas. Tras la muerte de su esposa, Luciano se hizo cargo solo de su hija criándola con mucho amor. Hace unos años conoció a una guapa ingeniera que consiguió lo imposible: que el mayor de los Santa Cruz volviera a darle una nueva oportunidad al amor. Hoy, pese a la resistencia de su pequeña, está a punto de contraer matrimonio. Pero sus planes se verán entorpecidos cuando comience a descubrir una serie de secretos macabros que se esconden en su casa. Mentiras que tirarán por la borda el honor de sus hermanos y la reputación de su familia. Y como si todo eso fuera poco, pronto descubrirá que su novia lo traiciona con su hermano, con quien sostiene una relación clandestina. En medio de tanta revelación y dolor, Luciano comenzará a sentirse atraído por Amanda. Aunque todo nuevamente se verá empañado cuando descubra los verdaderos motivos que trajeron a esta mujer a vivir al fundo familiar.
A Luciano le sigue Claudio Santa Cruz (Álvaro Gómez). El segundo de los hermanos es un tipo orgulloso aunque lleno de envidias. A cargo de las finanzas de la lechería familiar y trabajando codo a codo con Luciano, la relación entre ambos está llena de resentimiento y rencor. Eso porque desde la infancia Claudio arrastra una sórdida lucha de poder con Luciano cuyo origen fueron las preferencias de su padre Bernardo hacia su primogénito. Eso hizo crecer a Claudio con un gran resentimiento, ya que siempre se sintió mirado en menos e ignorado en su entorno familiar. Así el segundo hijo del matrimonio Santa Cruz tuvo marcas desde sus primeros días de vida: Catalina no pudo amamantarlo lo que marcó el inicio de una relación distante también con su madre. Eso lo hizo crecer incubando amarguras infantiles mientras se iba convirtiendo en un hombre fuerte, pero violento. Las mujeres desde siempre han sido su debilidad, aunque es clasista y misógino. A los veintinueve años se casó con una mujer sin demasiadas pretensiones con la que tuvo un breve romance que terminó con ella embarazada y casados ante la reprobación de su madre. Con ella tuvo a Pilar y Diego, a quienes adora. Hace algún tiempo se convirtió en amante de la novia de su hermano, a quien conoció mucho antes que Luciano la frecuentara. Mientras su esposa sabe que su marido le es in¬fiel pero no sabe con quién, Luciano no sospecha una traición semejante. Y Claudio se siente victorioso cada vez que está con la mujer de su hermano pues así se siente ganador de su secreta batalla. Hoy sólo quiere quedarse al mando de la empresa familiar y así ganarse el respeto y admiración de su madre y hermanos. Pero deberá luchar intensamente para mantener unida a la familia cuando se descubra la terrible verdad que esconden los Santa Cruz acerca de lo ocurrido la noche de vendimia hace catorce años.
Mateo Santa Cruz (Ignacio Garmendia) es el tercero de los hermanos y el regalón de Catalina. Educado y racional, parece no perder nunca la calma. Es coleccionista, ama la música clásica y la ópera, y tiende a retraerse optando muchas veces por la soledad de su habitación. En ocasiones desearía ser invisible y observar sin tener que participar. Como le cuesta expresar sus emociones, Mateo suele mantener una actitud fría y distante salvo con su madre, con quien tiene una complicidad que atesora y protege. Esta complicidad comenzó el día en que tras el abuso perpetrado a Margarita por los hermanos y luego de que hasta el fundo Santa Cruz llegará el padre de la chica lastimada amenazándolos con secarlos en la cárcel, madre e hijo se confabularon para proteger el futuro y la honra de la familia. La única polola que se le conoce fue una compañera de universidad con la que mantuvo una larga relación. Pero ella se fue becada al extranjero y desde entonces Mateo sostiene que aún mantienen su relación. La verdad, es que ella terminó con él cuando descubrió su verdadera y retorcida personalidad. Desde hace un tiempo, eso sí, se siente atraído por una de las asesoras del hogar, quien llegó a trabajar a la casa hace dos años, pues ve en ella inocencia y pureza. Aunque la empleada mantiene una relación con Víctor, a quien Mateo desprecia por considerarlo muy poca cosa. Y por ahora sólo espera el momento justo para desplazar a Víctor y adueñarse de su amada.
Bruno Santa Cruz (Pedro Campos) es el menor de los hermanos, un tipo simpático, extrovertido y liberal. Nunca terminó ninguna de las carreras que empezó, y hoy hace distintas labores de poca importancia en la lechería. Enemigo de las responsabilidades, lo único que le importa es pasarlo bien en ¬estas y pasatiempos que lo hagan escapar de sus recuerdos y dolores más íntimos. Porque detrás de su apariencia alegre y desprejuiciada se esconde un chico frágil y sensible. Su naturaleza romántica se expresa cuando conquista de manera cariñosa y dulce, por lo que muchas mujeres del pueblo han sucumbido a su magnetismo. Aunque de ninguna se ha enamorado. Porque Bruno mantiene su corazón cerrado bajo siete llaves, situación que se origina hace catorce años cuando fue parte del abuso a Margarita que desearía borrar a toda costa de su memoria. Luego de esa traumática noche su madre lo mandó de intercambio a Estados Unidos, donde en vez de estudiar siguió enajenándose en fiestas interminables. Voluble y conciliador, no le gusta pelearse con nadie ni levantar polémicas. Es el regalón de la nana, quien lo crió casi a la par con Víctor. Hoy y a pesar de los años descubrirá el amor en Celeste Cisternas, la hermana de su cuñada, y con ello aprenderá a amar y con¬fiar en los demás como también enfrentar los fantasmas de su pasado y superar el trauma que le provocan sus recuerdos.
Anita Santa Cruz (Teresita Commentz) es la más pequeña de la poderosa familia. Impetuosa y frágil, es la única hija de Luciano. Sus padres la amaron inmediatamente cuando la vieron en el centro de adopción. Recién comenzaba a gatear y sus pequeños pasitos se dirigieron a Luciano instintivamente. El futuro padre la tomó entre sus brazos y no la soltó más. Desde entonces Anita vivió sus primeros años en Santiago hasta la muerte de su madre hace cinco años. Por eso junto a su padre viven hace un par de años en el campo, en la casa de su abuela, con la que mantiene una tensa relación. De carácter fuerte y sensible a la vez, la pequeña es frontal y desconfiada. Ha sido muda testigo de las desavenencias familiares, en especial con su abuela Catalina, por lo que son pocas las personas en las que confía. Desde la muerte de su madre Anita nunca temió que su padre rehiciera su vida. Eso hasta que conoció a una mujer que representa todo lo que Anita no quiere para él: un amor revestido de frivolidad y ansias de poder. Uno de sus mayores anhelos es que desearía con todo su corazón que su abuela Catalina la quisiera un poco más, ya que las diferencias que hace entre ella y sus otros nietos son tan evidentes, que la llenan de una inexplicable inseguridad y tristeza. Como cultiva un look algo varonil, Anita sólo obtiene distancia con su abuela quien desaprueba su mal gusto. Pero la llegada de Amanda al fundo de los Santa Cruz le cambiará sus días, ya que se transformará en su confidente y prontamente en amigas entrañables. Un invisible lazo se ha trazado entre ambas; un vínculo que es mucho más potente y verdadera de lo que alguna vez imaginaron.
Josefina Undurraga (Ignacia Baeza) es la esposa de Luciano. La Jose nació en una familia tradicional dueña de una importante empresa de productos lácteos. Desde chica se propuso ser exitosa e independiente, y lo logró siendo muy joven. Su trabajo en la empresa familiar le permite viajar constantemente por el mundo, y durante años disfrutó de esa libertad teniendo aventuras amorosas con las que nunca se comprometía. Vanidosa, celosa y un poco cínica, Josefi-na es una sibarita, una mujer amante de la vida nocturna y como buena socialité vive en Santiago mientras viaja a diario al campo. Su gestión en la empresa familiar ha sido sobresaliente, al punto que gracias a su trabajo exportan una buena parte de sus productos al extranjero. Fue precisamente gracias a esta labor que conoció a la familia Santa Cruz. Hoy ella anhela otras cosas. Quiere formar una familia, tener hijos y disfrutar la estabilidad de un matrimonio. Y el mayor de los Santa Cruz es el mejor candidato para cumplir sus sueños. Pero Josefina esconde un secreto que amenaza con echar por la borda sus planes de matrimonio: antes de conocer a Luciano tuvo una breve relación con Claudio. Pese a sus intentos por enterrar esa historia, no ha podido hacerlo ya que él se encarga una y otra vez de reflotarla. No está dispuesta a renunciar al hombre de su vida, pero la atracción fatal que siente por Claudio y sus permanentes manipulaciones pondrán en jaque el gran sueño de su vida. Una situación que solo empeora con la aparición de Amanda, quien se convertirá en su principal rival.
Por su parte, Claudio está casado con Gloria Cisternas (Adela Secall). Gloria es una mujer alegre, espontánea y de gran corazón. Una mujer hermosa como las divas del cine italiano de los años cincuenta. Ingeniosa y encantadora, suele hablar rápido y es dispersa, sobre todo si se siente insegura, pues entonces se acelera y pone nerviosa. En el fondo, le gustaría experimentar una vida única, poblada de experiencias extraordinarias, pero le falta convicción para concretar esos sueños. Candidata a miss Chile, a los diecinueve años estudiaba relaciones públicas -carrera que nunca terminó- mientras trabajaba como promotora. Nunca se dejó seducir por sus jefes que quisieron aprovecharse de ella. Fue precisamente en un evento en la feria lechera de Chile que conoció a Claudio y rápidamente se sintió seducida por la personalidad de este hombre galante y masculino. Él también se prendó de su belleza y la cortejó hasta que se enamoraron, luego se embarazó y Claudio, contra los deseos de su madre, se casó con ella. El rechazo de Catalina a Gloria ha sido siempre. Incluso cuando se casaron Catalina se encontraba en Europa y no asistió al matrimonio. Pero como Gloria es una mujer positiva y ama tanto a su marido que prefiere no hacerle caso a su suegra. Aunque sospecha que Claudio la engaña aún no ha podido saber con quién; y buscará en la amistad de Josefina un apoyo sin imaginar que ella es la mujer con la que su marido le fue infiel hace un par de años al igual que ahora.
Yolanda Salgado (Teresita Reyes) es la madre de Víctor y empleada de toda la vida de los Santa Cruz. Es una mujer de familia dedicada al bienestar de los suyos, extrovertida y entusiasta. Después de veintinueve años de matrimonio se considera afortunada de tener al hombre que tiene por esposo. Tenía sólo catorce años cuando llegó a trabajar donde los Santa Cruz, como empleada, por lo que ha visto crecer a los hermanos. Como eximia cocinera que es, durante años ha deleitado a los Santa Cruz con su cocina casera y sus postres que son un clásico en la familia. Esta mujer de esfuerzo conoció a quien sería su marido en una procesión al Santuario de Santa Teresita, donde él era monaguillo. El flechazo fue instantáneo, luego se casaron, Yolanda le consiguió un trabajo en el fundo como mayordomo y con el tiempo vinieron sus dos hijos. El mayor sueño de esta mujer de casa es verlos formando sus propias familias, realizados y felices. Hasta ahora los dos han hecho su vida en estas tierras y no imaginan una vida distinta. Yolanda está muy agradecida de que le hayan dado un pedazo de tierra donde construyeron la casa propia. Aunque a los Santa Cruz los conoce desde siempre, su alma noble no logra distinguir la maldad o la perversión en ninguno de ellos. Y aunque dice que los quiere a todos por igual -y ellos también al punto de llamarla mama Yoli-, su debilidad siempre ha sido Bruno que a sus ojos es el más necesitado de afecto. Pese a su incondicionalidad y cariño infinito, Yolanda esconde con recelo un secreto que cambiaría las cosas. Un episodio de su vida que ha jurado llevarse a la tumba porque de saberse cambiaría para siempre el destino de su familia y los Santa Cruz.
Juvenal Reyes (Otilio Castro) es otro de los empleados de los Santa Cruz. Juvenal es un hombre sencillo y bonachón, buen conversador y dicharachero. Casado hace veintinueve años con Yolanda, Juvenal sueña con algún día tener un golpe de suerte y ganarse el Kino para así escaparse con su mujer y dar una vuelta por el mundo. Soñador y conocedor de la vida, Juvenal tiene respuesta para todo y lo que no sabe lo inventa. Como buen chileno. Se siente joven y energético, y pese a sus ínfulas de gran seductor, Juvenal se declara un hombre chapado a la antigua, un romántico muy respetuoso del género femenino. De hecho, la única mujer de su vida ha sido Yolanda. Algo que lo llena de orgullo. Por ella, Juvenal está dispuesto a cualquier cosa si ella se lo pide. Incluso dejar de salir con los amigos y no probar el vino del pueblo, aunque sea por un fin de semana. Pese a que se presenta como el mayordomo de los Santa Cruz, en el fondo realiza todas las labores manuales de la casa: es chofer, limpia piscinas, maestro gásfiter y técnico electrónico, aunque siempre deja las cosas peor de lo que están. Suele pasar más tiempo en la cocina para estar con su mujer quién lo ha alentado durante años a cultivarse un poco más y destacar en algo. Y con sus hijos mantiene una relación más de amigos que de padre, por lo que la marcar la autoridad nunca ha sido su fuerte.
Leo Reyes (Ariel Mateluna) es el hermano menor de Víctor, hijo de Yolanda y Juvenal. Leo ha crecido en el campo y ha tenido una buena vida, pero desde siempre ha cuestionado la dependencia infinita, gratitud y extrema fidelidad que sus padres profesan por la familia latifundista. Producto de su crianza a la antigua y de su carácter tímido, no ha tenido muchas conquistas amorosas. De hecho, hasta ahora no ha tenido contacto alguno con una mujer aunque nunca lo reconoce. De los hermanos Santa Cruz con el único que mantiene una buena relación es con Bruno, quien tiene una mente lo suficientemente abierta como para no reírse de las creencias decimonónicas de Leo. Lo que nunca siquiera sospechó Bruno es que uno de sus principales rivales por el amor de una mujer sería su amigo Leo. Pues aunque ni siquiera lo sueñe sus excentricidades e inocencia es lo que más le llamará la atención a Celeste de quien Bruno está perdidamente enamorado.
Elcira Reyes (Josefina Velasco) también trabaja en la casona Santa Cruz. Estricta, fatalista y llena de complejos. Todas estas características le han servido para transformar su vida y desvivirse por servir a la familia Santa Cruz, en especial a doña Catalina. Ella los quiere como si fueran sangre de su sangre, mal que mal ha vivido ahí toda su vida como una sombra persistente y silenciosa. Criada en un internado de monjas alemanas, dicha educación le forjó un carácter receloso y frío. Su estricta formación la convirtió en la mujer perfecta para llevar la administración doméstica de la casona Santa Cruz. Algo que la hace sentir poderosa especialmente con personas de su mismo nivel social, con quienes siempre marca la diferencia. Elcira nunca se casó ni tuvo hijos. Y las malas lenguas cuentan que estuvo secretamente enamorada de don Bernardo Santa Cruz, y que fue ella quien más lloró en su funeral. Pero lo cierto es que don Bernardo jamás la miró con otros ojos, y ese dolor le amargó el alma. A pesar que ninguno de sus apellidos es alemán, ella se considera germana de tomo y lomo. Hace dos años Elcira intercedió para que su ahijada consiguiera un trabajo como nana en la casona. Su cariño genuino por la joven sureña es la prueba más evidente de que detrás de su aspecto severo se esconde un corazón noble. Sin embargo, su verdadera lealtad está con la patrona. Por ella está dispuesta a todo, incluso guardar los más oscuros secretos de los que es portadora.
Melisa del Carmen Arenas Martínez (Carolina Arredondo) es ahijada de Elcira y se vino de un pequeño pueblo del sur buscando nuevos horizontes. Su intención inicial era trabajar un par de años, para luego volver con dinero a ayudar a sus padres. Viste de manera sencilla, pero eso da igual ya que su belleza incalificable la hace, aunque vaya vestida con un simple vestido, verse como una princesa. Si a esos atributos se le suman el que es una joven conciliadora que escucha y comprende a los demás evitando siempre los conflictos, Melisa es una muchacha muy querible. Sensible y profunda, es una romántica al punto de soñar despierta; su mayor talento son sus conocimientos -heredados de su abuela- sobre hierbas y plantas medicinales. No hay flor que no conozca. Lo claro es que desde que se vino del sur a buscar una vida nunca imaginó que aquí terminaría encontrando el amor. Aunque pensaba trabajar un tiempo en el fundo de los Santa Cruz, sus planes cambiaron al conocer a Víctor. En él encontró el amor y es el refugio que necesita para sentirse segura. Sólo espera que pronto se decida y le pida matrimonio. Su cercanía con Mateo le ha permitido aprender y verlo como su guía, pues le ha enseñado a valorar la lectura y música. Nunca ha podido entender como uno de los dueños de la lechería le preste atención a ella, una nana de la casa. Por lo mismo ni siquiera sospecha la atracción que siente Mateo por ella. Y cuando lo descubra su fragilidad le impedirá decirle que no sintiéndose culpable por fallarle a Víctor. Sus sueños se desmorarán cuando Víctor le confiese lo que siente por Amanda, momento en que Mateo no dejará pasar aprovechándose de su inocencia.