La directora chilena registra en la ciudad de Lima la adaptación de la historia creada por Rodrigo Bastidas y Elena Muñoz, y que se convirtió en la segunda telenovela de la alianza entre Mega y la señal peruana Latina Televisión. En la exitosa ficción que ya cumple un mes en pantalla, exhibiéndose de lunes a viernes a las 21:20 horas, la profesional que acumula más de una docena de producciones nacionales, destacando títulos como “Vuelve Temprano”, “Dueños del Paraíso”, “La Poseída”, “Isla Paraíso”, “Yo Soy Lorenzo”, “Edificio Corona”, “#PobreNovio”, “La Ley de Baltazar” y “Generación 98”, comparte la dirección junto al peruano Gerardo Herrera. Bárbara habló con Teleseries.cl, y junto con repasar parte de su carrera nos contó de su experiencia en esta nueva coproducción internacional.
Por Pablo Carrasco.
Háblanos sobre ti y de tus inicios audiovisuales.
Mi nombre es Bárbara Della Schiava, tengo treinta y cuatro años, y este 2024 cumplo trece años trabajando en ficción. Mis inicios laborales son por allá en el 2010. Estando en la universidad, tuve la suerte de trabajar en una productora, que prestaba servicios para Mega y Canal 13. Ellos me dieron la primera oportunidad laboral de mi vida. Sin experiencia y sin mayor conocimiento. En la actualidad, he podido trabajar en dieciséis ficciones de nuestro país. Pero siento que ha sido una. No sé en qué momento pasaron tantos personajes, tantas escenas, tantas horas de edición, tantas y tantas páginas. Entré a TVN, a realizar teleseries el año 2012, y el resto ha sido un suspiro. Hoy estoy en Mega, con el equipo que lidera María Eugenia ‘Quena’ Rencoret. Hacer ficción para muchos puede sonar un trabajo trivial. Pero para mí es importante. A los diecinueve años, me juré que mi oficio, tenía que ser sinónimo de compañía, de alegría, de un refugio para el que lo necesitara y en las teleseries lo encontré. Porque todos alguna vez, nos hemos sentado, calentitos en la tarde, con nuestras familias, a acompañarnos, mientras vemos televisión.
¿Te gusta consumir teleseries además de realizarlas o tienes otros gustos en ficción?
Está en mi lista de cosas que hago a diario. Creo que es importante, para mi desarrollo como directora, poder mirar nuestras teleseries, desde el sillón de la casa. Desde que empecé a trabajar en ficción incluso las veo más. Los que trabajamos en televisión, tenemos una tremenda vitrina de exposición de los mensajes que entregamos. Me gusta poder mirar esto desde fuera, para nunca olvidarme de la responsabilidad que tengo como directora. De cuidar el producto que familias completas ven en sus casas. Para mí trabajar en televisión es un regalo incalculable y debo cuidar ese regalo.
¿Qué te pareció ser convocada para dirigir esta producción de Mega y Latina?
Me sorprendió y revolucionó. Fue todo muy rápido. En dos semanas estaba armando mi maleta para venirme. Cerrando mi casa y despidiéndome de mis amigos y familiares. Lo llamaría una revolución para mi alma.
¿Lo consideras tu mayor desafío profesional?
Siento que todos los años se convierten en mi mayor desafío laboral. Todos los años han tenido nuevos proyectos que afrontar y han sido todos tan distintos. Pero sí lo considero mi mayor desafío personal. Vivir lejos de tu hogar, nunca es fácil. Esta nueva “Pituca sin Lucas” sin duda es un desafío monumental. No solo por estar trabajando para una industria, que sueña con hacer una mejor ficción, sino porque nuestra “Pituca sin Lucas” marcó una transición importante en Chile. Está en la memoria colectiva y en las conversaciones a la hora del té. La gente aún se ríe con Lita (Gaby Hernández). Aún suspira por Salvador (Francisco Puelles). Aún vive en la historia de Tichi (Paola Volpato). El legado que dejaron mis compañeros del 2014 es mi mayor desafío. Estar a la altura de lo que ellos dieron vida hace diez años.
¿Y cómo ha sido la experiencia de trabajar en Perú?
El primer mes descubrí las grandes diferencias culturales que tenemos chilenos y peruanos. Los peruanos son muy correctos, viven de manera más calmada, hablan sin pisarse las letra y sobre todo son menos gritones. Estoy intentando comunicarme mejor, con palabras de la RAE (Real Academia de la Lengua Española) y sin tanto modismo. Sin tanta muletilla. Cambié palabras, porque también creo que es importante adaptarse a una realidad, donde la extranjera soy yo. Los peruanos siempre hicieron ficción, pero la tenían un poquito guardada. Ahora ya está saliendo y están volviendo a generar contenido como lo hacían antes. Y eso no creo que sea una diferencia.
Primero “Papá en Apuros”, ahora “Pituca sin Lucas”. ¿Cómo ves a los profesionales peruanos frente a esta reactivación de sus telenovelas con las historias de Mega?
Siempre es lindo que exista mayor campo laboral para tantos colegas. Yo calculo que hoy en Chasqui Producciones (productora que está haciendo la teleserie) hay más de cien puestos de trabajo nuevos. Eso en cualquier país es sinónimo de alegría y celebración.
¿Qué te ha parecido compartir la dirección con Gerardo Herrera y trabajar con un elenco internacional?
Gerardo ha sido un gran compañero en este proyecto. Es muy interesante, enfrentarse a compartir la dirección con un compañero de otro país. Él me ha dado todo el apoyo y su confianza para trabajar en esta teleserie. Armó una unidad de trabajo, sin que yo supiera. Para que pudiese trabajar tranquila y feliz. Fue generoso. El elenco ha sido una maravilla. Son respetuosos, divertidos, y muy responsables. Me respetan y creen en lo que juntos conversamos. Es lindo sentir esa reciprocidad en el trabajo.
En las telenovelas y series hay poca presencia de directoras mujeres. ¿Cómo evalúas ese aspecto?
No creo que seamos tan pocas y la gente tiende a creerlo. El año pasado, en “Generación 98”, toda la mesa de dirección que me acompañaba en la segunda unidad, eran mujeres. Hay un empoderamiento de los cargos, muy importante, hace años. Hay compañeras cineastas, hablando de temas que antes nadie se hubiese atrevido a contar. Y yo tenía veintinueve años cuando recibí la oportunidad de dirigir y la recibí de la Quena, que es una mujer. No creo que eso sea sinónimo de que no existen oportunidades. Hay coraje en convertirse en directora.
¿Ha sido complejo llegar hasta dónde estás hoy?
Ha tenido su lado dulce y agraz. No utilizaría la palabra complejo, porque creo que mi camino ha sido de mucho trabajo. Y creo que el más importante, es el que no le conté a nadie, el que hice de manera silenciosa, para crecer como profesional. Cuando me convertí en asistente de dirección, habían tantas cosas que no sabía, muchos conceptos que nadie me había enseñado antes, y pasaron muchas semanas en que me sentía como pez fuera del agua. Pero tomé lo que tenía y lo hice crecer. Leí, miré, estudié, y sobre todo me atreví. Me atreví a probar mis conocimientos y hasta dónde era capaz de llegar. Pasé horas mirando cómo se editaba y escuchando a compañeros que sabían más que yo. Propuse ideas y no me importaba si las rechazaban. Pasé horas dibujando escenas y pensando cómo podrían quedar. No olvido nunca la primera vez, que un director, escuchó mi idea y me dejó hacerla. Fue hace diez años y esa emoción no la he perdido jamás. He tenido infinidad de compañeros, de maestros y de amigos. Que me han enseñado y me han traspasado su amor por hacer teleseries. Las teleseries no se hacen solas sino que en colectivo. Mi camino no ha sido complejo, pero ha sido el camino que me tocó.
¿Sueñas con ser la directora general de una ficción?
Los sueños, quizás con el correr de los años, se me han vuelto más difusos y más complejos. Más difíciles de dar una forma real. En esta etapa de mi carrera, prefiero no soñar mucho. He decidido concentrarme. Espero algún día tener la capacidad de convertirme en directora general de una teleserie. Pero eso trae una mochila tan grande, como mi amor por este oficio. Y me estoy preparando. Hace trece años que me estoy preparando. Esos serán mis 42 kilómetros. Esa será mi maratón. Pero para correr esa maratón, estoy aprendiendo a trotar.
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