Uno de los cerebros detrás de la nueva apuesta de ficción de la señal del Grupo Bethia, habló con Teleseries.cl sobre sus expectativas con esta teleserie nocturna, protagonizada por dos hermanos separados de niños, reencontrados en bandos contrarios, en el Valparaíso de fines de los años treinta. Desde cómo se gestó un barrio escenográfico, que simula ser uno de los cerros porteños, hasta el regreso a la dirección de teleseries de época y a trabajar con el productor Pablo Ávila.
Por Pablo Carrasco.
“Hijos del Desierto” es su sexta producción como director en el área dramática de Mega. ¿Qué tan diferente y desafiante ha sido dirigir esta telenovela?
El desafío de dirigir esta teleserie siempre fue mayor. Creo que es la teleserie más compleja que me ha tocado dirigir, en términos de producción. Hay un presupuesto muy grande, expectativas muy grandes y un muy buen guión. Tengo la oportunidad de estar cargo de una elite, entre comillas, dentro de las áreas dramáticas: un equipo fantástico de guionistas, productores, y de una productora que se hace cargo de esta grabación de alto vuelo también, encabezada por Pablo Ávila. Cuando la Quena (Rencoret) y Pato López me endosan esta responsabilidad, la verdad es que me hizo recordar tiempos de las otras producciones de época que hacíamos en TVN. Nunca estuve tan directamente a cargo ni del diseño escenográfico, hasta cómo hablan los personajes, como ahora. Es un proceso que es de a poco, que empieza a tomar cuerpo, cuando uno comienza a grabar, pero en realidad inicia desde mucho antes, con un diseño inicial que Rodrigo Cuevas le entrega al canal y a la Quena. Luego, después que me convocan empezamos a rayar la cancha y a trabajar, en específico, en personajes, elenco, época, en cómo debería ser, qué necesitamos, y en un montón de aspectos. Pero de a poco se va construyendo. Uno mira para atrás y hay mucho trabajo, varios años involucrados y yo voy a agradecer siempre la oportunidad que me hayan dado de encabezarla. Pero no estoy solo en todo esto, sino que, acompañado de un equipo fantástico de arte, historiadores, vestuario, y de un montón de gente que está al servicio y en función de contar lo mejor posible esta historia. En lo personal, los desafíos ojalá vengan mejores y que cada día uno crezca y se perfeccione, para que la próxima teleserie sea mucho mejor. Eso por lo menos espero yo.
Es la quinta producción de época en la que participa dentro de su carrera profesional en televisión, después de “Los Capo”, “Los Pincheira”, “Pampa Ilusión” y “Estúpido Cupido”. ¿Existe un nuevo punto de vista abordado aquí que sobresalga entre tantas teleseries de época que se han hecho en Chile?
Creo que a diferencia de otras teleseries de época que me ha tocado dirigir o codirigir, como fue el caso de “Los Capo”, que, en su momento, no tuvo éxito ni mucho menos, y que fue una historia basada en una colonia de inmigrantes italianos, que llegaban a Chile y se transformaban en los enemigos de los lugareños, que creo que fue un error que cometimos, estas producciones siempre tuvieron como base a hechos reales. De “Los Pincheira” para qué decir. Todo acerca de esta fantasía de esos forajidos del sur de Chile, Vicente Sabatini y Pablo Ávila la adaptaron a otra época, por razones técnicas, porque los verdaderos hermanos Pincheira eran anteriores a los que nosotros reprodujimos. Por cuestiones de luz, energía, look y de belleza, se adaptó, y estaba basado en una historia real. Solo basado. Lo más cercano a esto tendríamos que decir que fue “Pampa Ilusión”, porque se hacía cargo del problema obrero y las diferencias sociales que existían en aquella época. Un poco como el kick-off, o sea, la partida de “Hijos del Desierto”, que tiene que ver con la separación de estos hermanos, durante la Matanza de Santa María en Iquique, en 1907, para echar a andar las diferencias entre dos jóvenes que se encuentran treinta años después en Valparaíso, y que se disputan el amor de una doctora, que en aquella época no le era fácil serlo. Entonces, creo que basarse en la realidad chilena nos da un plus y herramientas para trabajar, reconstruir y representar lo que alguna vez fue Chile. Sin duda, esto es muy importante. Cuando uno habla de la historia, es fundamental que sea sobre nuestra historia de Chile. Así sea en una ficción, basado en, o relatar directamente lo que pasó.
¿Qué fue lo que más le atrajo de esta historia, escrita por un equipo liderado por Rodrigo Cuevas?
Sin duda, lo más atractivo, para mí, en esta historia escrita por Rodrigo Cuevas y su equipo, fue el desarrollo de estos hermanos, que tienen que convivir en un mismo espacio, sin saber que son hermanos, y sostener eso en la historia es muy atractivo, porque brinda muchas herramientas dramáticas. También es muy atractivo el desarrollo del romance y de las historias de amor, al margen de las batallas, incursiones violentas o balazos, que para mí es secundario. Lo principal es el desarrollo de los personajes y cómo uno se profundiza en sus dolores, en sus dramas, penas, alegrías, y, por qué no, en sus sueños.
¿Siempre se pensó ambientarla en Valparaíso?
Siempre fue pensada desarrollarla allí, con el afán de mostrar la gloria de ese puerto, que ya venía de capa caída en 1937, tras la abertura del Canal de Panamá, además de tener varios problemas económicos, previos a la Segunda Guerra Mundial. Todo eso se fue metiendo a la juguera. Rodrigo y su equipo diseñaron ajustadamente el contexto histórico, para sentir la interpretación de lo que era Valparaíso. Todos, de alguna forma, con algún pariente, papá, abuelo o bisabuelo, que llegaron desde otros lugares migrando, han pasado por Valparaíso y ese era el desafío escenográfico también. Reproducir un pueblo es distinto a reproducir un barrio de un lugar que todos conocemos y que tenemos en la retina, al cual todo el mundo conoce como Patrimonio de la Humanidad.
El área dramática construyó un barrio escenográfico para representar uno de los cerros porteños. Pero, ¿hacer producciones de época, en el Chile actual, es más difícil y más complejo que antes o no?
Claro que es más complejo. Valparaíso ahora está tomado por los artistas y grafiteado por todas partes. No es una ciudad que, pos estallido social y pandemia, sea muy amable visualmente hoy en día, lamentablemente. Pero hay algo también que tiene que ver con la educación y la formación que tenemos en este país, donde no nos hacemos cargo de la mantención y del cuidado del patrimonio. No respetamos lo suficiente nuestra propia historia. Entonces se hacía imposible grabar en las calles originales. De ahí, la idea de reproducir un barrio escenográfico y eso lo hizo desafiante. Es muy difícil grabar una teleserie nocturna en escenarios reales. Por eso tenemos pocos escenarios reales y eso de alguna forma nos ha ayudado también.
¿Qué puede decir acerca de la dirección de arte y ambientación de “Hijos del Desierto”? A cargo de Pedro Miranda, Pamela Chamorro y Guillermo Murúa, con quienes había trabajado años atrás
La dirección de arte de esta teleserie, creo que es uno de los valores mayores que tiene, porque de otra forma no se habría podido. En los tiempos que corren, la gente ya tiene la retina tan educada con tanto streaming, series y producciones internacionales, que no había otra forma que hacerlo de la mejor manera posible. En “Los Pincheira”, “Pampa Ilusión”, “Estúpido Cupido”, y todas las producciones en las que yo he estado, Pedro Miranda ha sido nuestro escenógrafo. Es una persona a quien respeto, admiro y quiero mucho. Un artista de tomo y lomo, y de muy bajo perfil, a quien nosotros deberíamos cuidar casi como un patrimonio vivo, como deberíamos cuidar a Valparaíso. Pedro, que es oriundo de esa zona, creo que tomó este proyecto como propio, diría que incluso más propio que cualquiera, y lo hizo suyo. De diseñar e imaginar un espacio de tres mil metros cuadrados en un cerro, pasó hasta a pintar los letreros con sus propias manos. Lo que Pedro Miranda hizo aquí es, sin duda, algo que los va a impactar en la pantalla. Pero, sobre todo, nos regocija de amor, por tener la oportunidad de todavía trabajar con él. Acompañado de Pamela Chamorro y de Guillermo Murúa, y de todo el equipo de ambientación que es grande, han hecho un trabajo extraordinario, muy cuidadoso y muy preciso. Memo como productor, con toda su experiencia, calidad y finura en detalles. Pame con un oficio increíble, una capacidad de resolver las cosas y una tranquilidad que es admirable, han sido las cabezas de un equipo de realización artística y de utilería. Ha sido un privilegio trabajar con ellos y no lo voy a olvidar nunca.
¿“Hijos del Desierto” es coproducida con una empresa externa o realizada íntegramente por Mega?
Producida por Mazal de Pablo Ávila, quien para mí es una persona muy importante, pues fue el productor que estaba a cargo de la coordinación de las producciones del área dramática de TVN, cuando yo hice mi práctica ahí y empecé a trabajar con Vicente Sabatini. Pablo siempre me recibió muy bien y tuvimos una muy buena relación. Hace muchos años que no nos reencontrábamos profesionalmente. Esta productora creo que es la única capaz de parar este desafío, por la experiencia de Pablo, el optimismo que tiene para hacer las cosas, su capacidad y su oficio. Ha sido muy bonito reencontrarme con Pablo y encabezar a su lado a un equipo gigante de gente, que ha logrado avanzar, no sin dificultades, por supuesto, que siempre las hay. Pero creo que Pablo ha hecho un tremendo trabajo y su productora ha estado a la altura de las mejores producciones.
¿Qué tal ha sido trabajar por primera vez con Jorge Arecheta, Gastón Salgado, Michael Silva, María José Weigel, Carmen Zabala y Paloma Moreno?
Efectivamente, es primera vez que trabajo con ellos y ha sido muy bonito. Creo que hemos tenido un fiato inmediato, basado en el cariño, respeto y admiración. Es muy desafiante para nosotros convocar a actores que solamente han trabajado en series o películas, que se entusiasmen con este género y que ellos mismos reconozcan lo difícil que es, el oficio que hay que tener y la dinámica que implica poder grabar diez o quince escenas diarias. Hacer teleseries es un desafío actoral para cualquier actor y solo se dan cuenta de eso cuando llegan. Paloma ha hecho varias teleseries y Carmen y Jorge también. Ha sido un placer trabajar con ellos. La motivación del equipo completo es grande y uno transmite en la pantalla, cuando hay tanto cariño y respeto por los padres.
“Hijos del Desierto” es la primera incursión en el melodrama de Salgado y Silva, quienes habían hecho principal y casi exclusivamente series. ¿Costó contratarlos para esta producción?
Ambos estuvieron muy dispuestos y muy entusiasmados a trabajar con nosotros. El proyecto es un gancho muy importante para todo artista y la idea original siempre fue muy atractiva para poder interpretarla. Creo que por ahí está el secreto de que hayan entrado rápidamente a trabajar con nosotros y a formar parte de esta producción.
¿Qué opinión tiene de actores o guionistas que prefieren no acercarse a las teleseries?
Me parece que están en todo su derecho. Probablemente tienen sus objetivos en otros lados. Hay muchas posibilidades hoy en día y la ficción se ha estado abriendo para todos, y no necesariamente está en las teleseries. Este es un género particular, difícil y rudo. Pero que llega a las casas de mucha gente. Hay millones de personas que nos ven diariamente. Eso no es fácil de asumir para muchos, mientras que para otros es atractivo. Creo que la responsabilidad de estar en el living o en el dormitorio de una gran cantidad de chilenos, no es para todas, ni para todos. Hay artistas que prefieren no estar y trabajar en proyectos más de nicho o en lugares donde se sientan más cómodos y más seguros. Están en total derecho de hacerlo y es admirable que haya diversidad en esto de hacer ficción.
El argumento de “Hijos del Desierto” fue comparado con la novela turca “Icerde” e incluso “Verdades Ocultas”. ¿Qué respondería a esas críticas?
Cuando comparan los argumentos con una u otra producción lo hacen siempre antes de conocerla o verla al aire. Generalmente, se equivocan y una vez que el producto sale al aire, quienes hacen esas comparaciones se dan cuenta que están equivocados. Por supuesto, nosotros conocemos todos los otros argumentos, porque son parte de nuestras producciones y vamos a tratar de no cometer el error de copiarnos. Creo que cuando vean “Hijos del Desierto” se van a dar cuenta que no es comparable a otro tipo de producciones.
Según sus casi treinta años de experiencia, en la actualidad, ¿importa o no que la base de una teleserie sea una historia de amor, aun la ficción sea emitida después de las veintidós horas?
Yo creo que el romance es fundamental en cualquier ficción. Hace poco fui a ver la película sobre Elvis Presley al cine y con todo lo que implica una historia rodeada de luces como la suya, la parte más emotiva y que tengo más en la retina, es la ruptura con su esposa Priscilla. Creo firmemente que las historias de amor son la base fundamental de cualquier argumento. Así sea en thriller policiales o melodramas clásicos. Son vitales en cualquier horario y en cualquier forma.
¿Qué encontrarán los espectadores en “Hijos del Desierto”?
Esperamos que la gente que nos vea y nos dé la oportunidad, se encuentre con una teleserie concreta, sincera, honesta y transparente, que no tiene muchos adornos, más que representar una historia que en Valparaíso era así, hace varios años. Trasladarnos en el tiempo, emocionarnos con lo que vivieron nuestros antepasados y sumergirse en una historia ficticia, que está siendo creada por Rodrigo Cuevas y su equipo, pero que está basada en miles de hechos reales y que nos reflejan. Nuestra pantalla debe ser más que un proyector de contenido de imágenes. Tiene que ser un espejo que nos refleje a nosotros en nuestras emociones y en ese sentido, empatizar con lo que estamos viviendo, ya sea hace cien o mil años atrás, o hacia el futuro. Ojalá la gente con “Hijos del Desierto” se sienta interpretada, se sumerja a la aventura con nosotros y nos acompañe a jugar, a disfrutar y a pasarlo bien. Es una telenovela fina. No tiene cosas grotescas ni gran violencia. No es tan dura como otras nocturnas de época. Es más bien una historia romántica que tiene matices de acción y aventuras. Estoy seguro que va a entretener a mucha gente. Solo pido la oportunidad de que la vean y que se entusiasmen capítulo a capítulo. Siempre de menos a más, porque hay que construir y construir con los argumentos, para enamorar a los espectadores. Esa es nuestra misión y en eso estamos: siempre queremos que el televidente se enamore de nuestras historias. A veces le achuntamos, otras veces no tanto. Pero el objetivo siempre va a ser tenerlos ahí y dar con las expectativas. Acompañarlos durante hartos meses con sus teleseries favoritas. Ojalá así sea la mayoría de las veces o siempre. Porque no siempre lo vamos a lograr. Pero ese es el objetivo y ese es el esfuerzo que hacemos. “Hijos del Desierto” los va a entretener y ahí estaremos para seguir luchando por esta historia.
Fotografías gentileza TVN / Mega.