A días de su regreso a las pantallas y cuando se cumplen veinticinco años del estreno de la emblemática teleserie, hablamos con el destacado profesional quien recordó los orígenes del proyecto, su trabajo con Pablo Illanes, cómo enfrentaron la censura al mostrar a la juventud sin tapujos, sus consecuencias y lo que significó dirigir esta exitosa e icónica historia que vuelve a Canal 13 a partir del próximo lunes 23 de agosto a las 14:30 horas.
Por Pablo Carrasco.
¿Qué recuerdos le evoca “Adrenalina”?
Recuerdos de una época muy atractiva y muy singular. Fue un proyecto muy difícil de sacar adelante. Tengo buenos amigos desde que hicimos esa novela y a muchos de ellos les ha ido muy bien, han consolidado sus carreras, a partir de esa aventura que hicimos, con esa novela que le cambió la cara a las telenovelas que nosotros hacíamos por esos años.
¿Cómo llegó el guión a sus manos y qué le pareció?
Buscaba textos para realizar y en esa época, en la industria nacional hacíamos telenovelas comprando guiones de Brasil, que ellos habían hecho alguna vez, y los adaptábamos. Había habido un par de autores nacionales, pero existía una gran falta de autores que se dedicaran a la telenovela. Y buscando en los archivos que tenía mi jefe, don Ricardo Miranda, en sus oficinas en Canal 13, encontré en el fondo de un librero, cinco libretos escritos a máquina originales, que estaban ahí guardados hacía unos tres años. Le pregunté a mi jefe de qué se trataba este material que me llamó la atención, que se titulaba “Las Reinas de la Noche” o “Adrenalina”. Me dijo que era un proyecto que se lo había entregado un joven estudiante de periodismo llamado Pablo Illanes, que trabajaba en la Zona de Contacto del diario El Mercurio, y que no le había dado mucha importancia, porque él no tenía ninguna experiencia, como para confiarle un trabajo de envergadura como era escribir una telenovela. Me los llevé a mi oficina y leí los cinco libretos que había y me di cuenta inmediatamente del tremendo potencial que tenía ese material. Y le pedí autorización a mi jefe para liderar un trabajo muy codo a codo con el joven guionista y si él estaba disponible para correr ese riesgo, que yo encontraba que había material suficiente como para encargarse. Él me dijo qué bueno, aunque creía que no iba a resultar. Entonces cité a Pablo a mi oficina, conversamos, y le pregunté si él estaba dispuesto a que le hiciera correcciones u observaciones a su proyecto, porque podríamos hacer una gran producción. No iba a cambiarle la historia, sino que modificar, mejorar tratamientos y la forma de llegar a los clímax, sobre todo el inicio del capítulo uno, que tenía que ser distinto, etcétera. Pablo era un joven que no tenía ninguna experiencia en este rubro, estaba muy asustado, pero rápidamente se dio cuenta que yo sabía de qué estaba hablando. Nos pusimos trabajar y entre los dos, entre su impulso creativo genuino y muy original, sumado a la experiencia que yo ya tenía de varios años en la industria de las teleseries, nos permitieron llevar adelante este proyecto que se convirtió en un gran éxito y en un ícono de las teleseries con temáticas juveniles, hasta el día de hoy.
¿El área dramática de Canal 13 consideró hacer otra historia en lugar de “Adrenalina”?
No teníamos historia. Había que buscar y yo me la jugué por esta. Nos correspondía a los directores proponer los temas y el comité del canal definía. Cuando yo encontré esta historia y hablé con Pablo, me la jugué por esta. Como te contaba, antes estaban solo estos proyectos brasileños que estaban ahí para ser traducidos y adaptados. Una vez que tomamos la decisión, fuimos adelante con esta novela que tuvo muchos problemas, porque era muy irreverente para la línea editorial de Canal 13 y para la época.
¿Qué tal fue trabajar con Pablo Illanes, en ese entonces, periodista y novato en la escritura de teleseries de veintitrés años?
La relación fue bastante buena. Nos hicimos bastante amigos con Pablo. Lo pasamos muy bien escribiendo esa telenovela. Él escribía como una máquina. Pablo estableció un vínculo con Fernando Aragón, que asesoraba guiones, aunque la asesoría fundamentalmente era la mía. Hicimos eso entre los dos. Con Fernando siempre estábamos pinponiando todo lo que hacíamos. Pablo Illanes es el verdadero genio y creador de “Adrenalina”. Yo tuve la suerte de encontrarlo, conocerlo y darme cuenta que este chiquillo iba para adelante, que iba a ser muy bueno y esa novela tiene mucho potencial.
¿Había consciencia en el equipo de lo positivo y lo negativo que iba a provocar “Adrenalina”?
Por supuesto. Porque para nadie era un misterio que estábamos en Canal 13 y que, además, la sociedad chilena siempre ha sido muy renuente a verse a sí misma retratada. Esto iba a ser problemático y eso lo supimos siempre. Pero el material era bueno, entretenido, y los personajes eran muy atractivos. Eso era fundamental para cautivar a la audiencia. Porque el público siempre sigue a los personajes más que a las historias.
¿Cómo surgió comenzar el primer capítulo en Cartagena de Indias, Colombia?
Yo siempre estaba pensando en cómo hacer un golpe mediático para que la gente se pusiera alerta con respecto a lo que nosotros estábamos haciendo. Y viajar con un grupo de actores y con un grupo de periodistas, era parte de hacer esa maniobra. Al hacer eso, nosotros garantizábamos que íbamos a tener un espacio importante cubierto en todos los medios que funcionaban en esa época, que eran fundamentalmente, la prensa escrita y las revistas especializadas. Entonces, hacíamos estos viajes e invitábamos a los periodistas a que fueran con nosotros y con eso asegurábamos cobertura. Y desde luego, le daba también atractivo inicial con lugares entretenidos para la audiencia.
¿Qué le pareció el desempeño de Francisca Merino, como la protagonista, Cathy Winter?
Yo ya la había conocido hace dos teleseries, de hecho, antes de “Adrenalina”, la recomendé para que fuera a “Amor a Domicilio”, teleserie donde debutó como actriz. Antes la había ocupado en un pequeño papel y me había gustado mucho su trabajo. Mi candidata para la protagonista siempre fue Francisca Merino. Las decisiones del elenco las tomaba el director y, por supuesto, en conversación con el guionista, los ejecutivos, y con el productor. Pero finalmente, es prerrogativa del director. Actualmente, me imagino que eso habrá cambiado, que los directores de telenovelas no deben tener tanta injerencia. Seguramente, los directores generales son los que deciden ese tipo de problema. Pero en esa época, era el director el responsable.
De las cuatro actrices que interpretaron a las autoproclamadas “reinas de la noche”, ¿tenía alguna favorita?
Yo llegué a ser amigo de todas ellas. A la última que convoqué, me acuerdo que fue Berta Lasala, que la conocí haciendo clases. Hacía clases de dirección y un grupo de alumnos míos, llevó un montaje teatral a una grabación de estudio y ahí conocí a Berta. Me acerqué a ella y le pregunté si le interesaría trabajar conmigo. En un momento pensó que yo estaba tratando de seducirla. Pero le respondí que calzaba perfecto para un personaje de la teleserie que estaba preparando. Después fuimos amigos durante muchos años con la Berta y con la Alejandra Herrera también. Con las cuatro tuve muy buena relación.
“Adrenalina” fue un gran éxito de rating y un fenómeno social, que marcó a las generaciones de 1980, que tenían la misma edad que los personajes principales de la historia. Los roles siguen recordándose, también las frases, en su momento impuso moda y han existido fiestas temáticas entorno a la banda sonora de la teleserie. ¿Cómo se toma todo esto?
Me parece fantástico. Creo que soy totalmente responsable de eso, porque lo vi, planifiqué, lo llevé adelante y afortunadamente tuve la suerte de contar con el talento de Pablo Illanes, que la hizo con toda solvencia.
¿Es cierto que las grabaciones del interior de la discotheque, se realizaron en la desaparecida “Las Brujas”?
No. Construimos la disco adentro de un estudio en Canal 13. Eran grabaciones muy extenuantes, porque usábamos cámara al hombro, con los tres camarógrafos. Eran jornadas largas, de ocho a diez horas. Y las cámaras eran muy grandes, llegando a pesar catorce kilos. No era una cosa de poca importancia. Todas las escenas de teleseries se graban generalmente a tres cámaras. Yo hacía eso mismo, pero con tres cámaras móviles. Eso le provocó mucha cercanía a la gente, porque todo se veía muy bien, muy de cerca, muy en primer plano. En las teleseries se construyen escenografías, cuando van a hacer usadas muchas veces. Si no la vas a usar muchas veces, no la puedes construir. Nosotros teníamos el set estable, por lo tanto, era uno de los sets principales de la telenovela. Era un set que quedaba casi a la entrada del canal, donde podían hacer fila quienes querían participar en las grabaciones, como extras.
¿La considera como una teleserie que llegó a remover la forma en que se hacían telenovelas chilenas hasta ese momento o fue un hito que no se repitió?
Mi incidencia en las teleseries tuvo que ver con un cambio en la estética, en general, a través de los colores, los primeros planos, la cámara portátil y el uso de exteriores. Fue algo en lo cual yo me esmeré y esforcé, en todos los años en que dirigí teleseries, y creo que ayudé a cambiarle el rostro a las teleseries, junto con otros directores jóvenes en ese entonces, a partir de Óscar Rodríguez, Cristián Mason y Vicente Sabatini, que formamos una nueva camada que modernizamos un poco este esquema de las teleseries. Pero mi estilo era más audaz, más de cámara móvil, al hombro, y en eso, “Adrenalina” yo creo que llegó a una expresión más definitiva.
El escándalo y la censura marcaron su paso por la televisión. Desde “El Juego de la Vida”, “La Dama de Balcón” y “Adrenalina” no fue la excepción. ¿Cómo fue volver a afrontar esto?
Son tres situaciones distintas, que coinciden en la censura. Nosotros vivíamos un mundo muy proclive a la censura, donde la opinión pública de las autoridades se sentía con todo el derecho de discriminar y decirle a la audiencia lo que estaba bien y estaba mal. En el caso de “Adrenalina”, la censura no tenía que ver con una cuestión de orden sexual o político, sino que, con un orden generacional, de orden y paz, porque la teleserie era muy irreverente y desafiante. Entonces, consideraban que no era bueno inculcar esos acuñados antivalores en la juventud. De algún modo, yo estoy cerca de esas tres circunstancias, pero son de origen diferente. Nos tocó una época muy dura, donde la censura funcionaba muy violentamente, y hoy día sigue funcionando, pero más solapada y agazapada. Porque aún hay temas que el público no verá en las telenovelas. Ruby Anne Gumpertz, mi jefa fue una de las principales censuradoras y llegó un momento, en que revisaba las escenas antes que salieran al aire, y mandaba a cambiar cosas. Se eliminaron secuencias por excesiva violencia, peleas juveniles al más puro estilo de “Grease Brillantina” y, por ejemplo, tuvimos que regrabar escenas en las piezas de las protagonistas, porque las chicas usaban ropa interior muy llamativa y tenían que llevar puesto todo lo contrario. Trataban por todos los medios de desacreditar a la telenovela, pero a la juventud le encantaba y hacía que todo el mundo la viera. Logró imponerse en una situación bien difícil. Ese año venía con mucho éxito una telenovela llamada “Sucupira” y el canal, por una cuestión estratégica, quiso que nosotros saliéramos al aire antes del final de “Sucupira”, cuestión a la que yo estuve disponible y me pareció que era una movida acertada. Nos obligó a hacer un gran esfuerzo, porque la única posibilidad de éxito era adelantarnos tanto que entráramos antes de la recta final de la teleserie de la competencia. Porque cuando una teleserie entra a sus últimos dos semanas, si tiene mucho éxito, es muy difícil que uno le haga algún daño, desde el punto de vista de las estrategias de audiencia. Entonces, nos apuramos mucho y logramos salir un poco antes de eso, y tuvimos excelentes niveles de sintonía, contra el final de “Sucupira”, que era prácticamente imbatible, y luego se posicionó como la telenovela líder del segundo semestre.
¿Qué es lo que realmente causó el despido de Ricardo Miranda de Canal 13?
Los sectores conservadores de nuestra elite empresarial deben haber puesto muy incómodas a las autoridades del canal y los ejecutivos de Canal 13 tuvieron que mostrar las manos con sangre de alguien. Tenía que pagar alguien por esta afrenta a la moral y las buenas costumbres, que era haber puesto al canal de la Universidad Católica a hacer esta telenovela. Como “Adrenalina” era un éxito de sintonía y en términos económicos, el canal no se podía dar el lujo de quitarla del aire, sacarla, ni nada, tenían que mantenerla. Pero al cabo de todo el proceso, alguien tenía que pagar los platos rotos. Podrían haberme despedido a mí, pero probablemente eso les parecía un sacrificio poco importante. Entonces era necesario descabezar al área completa, porque finalmente era Ricardo Miranda quien había dado la autorización para que esta telenovela se llevara a cabo.
A pesar de las censuras, modificaciones y reblandecimiento de temáticas en el guión, ¿piensa que “Adrenalina” de todas formas fue una propuesta de teleserie osada, que se alejó del conservadurismo y de la forma que se retrataban a los jóvenes en televisión?
Hay que considerar que fue una telenovela que cambió un poco el eje. Porque antes de “Adrenalina”, los personajes jóvenes eran solamente roles de relleno, que se sumaban a las problemáticas de los adultos, con sus problemas de amor, de reconciliación, odio, celos e infidelidad. Eran todos personajes entre los veinticinco y cincuenta, y si había hijos eran para aumentarle los problemas a los protagonistas adultos o para seguir pequeñas tramas de interés juvenil. Pero nunca poner el foco en los jóvenes. Esta telenovela sí lo hizo. Los personajes principales eran jóvenes y los adultos eran los obstáculos para conseguir sus sueños, anhelos e ideas. Lo otro que fue muy notorio en ella, es que, a pesar de todo, Pablo no se guardó nada. Puso todo el descontento de los jóvenes con respecto al mundo adulto y las autoridades, que le parecía que en su vida había sido importante y que era importante para todos los jóvenes. Las ganas, el desenfreno, de vivir, de disfrutar la vida, desacatar la autoridad y de hacer lo que tengo ganas de hacer.
¿Hubo alguna otra clave importante para que “Adrenalina” tuviera tanto éxito?
Conseguir un grupo importante de actores emergentes, porque muchos de los que protagonizaron Adrenalina no eran consagrados. No busqué jóvenes tan conocidos, sino que a actores que estuvieran en ese momento funcionando en el mundo actoral. Recuerdo que había una obra de teatro muy exitosa en ese momento llamada “Cinco Sur” y reclutamos a casi todo el elenco, obteniendo muy buenos resultados.
Después de lo acontecido con “Adrenalina”, ¿piensa que una historia como esta podría tener éxito hoy y reconquistar al público más joven con el género de las telenovelas?
Yo tengo la sensación de que los jóvenes ya no consumen televisión. Están más orientados hacia otras plataformas, como el streaming. Pero en la televisión abierta, el rito de juntarse a ver teleseries, a la hora de la once o la cena, ya pertenece a otra época y en ese mundo entramos nosotros, con una teleserie que cambió la perspectiva, donde el protagonismo de los jóvenes estaba basado en el desencanto con respecto al mundo de los adultos. Y eso probablemente no está presente de nuevo. No sé si los jóvenes están disponibles para ver televisión abierta, como nosotros la conocimos.
A exactos veinticinco años de su estreno, “Adrenalina” vuelve a las pantallas de Canal 13. ¿Cree que logre conectar con nuevas audiencias?
Yo creo que va a tener un público más nostálgico que juvenil. La van a ver más quienes se acuerdan de esa época, que los chiquillos jóvenes de hoy día, que la van a encontrar ñoña.
¿Qué tan importante terminó siendo para usted dirigir “Adrenalina”?
Esta teleserie siempre será una de las producciones más importantes que hice en mi carrera, en el sentido de haberme atrevido a dar un golpe de timón en una industria que necesitaba una renovación, así como años atrás tuve la genial idea de hacer música especial para la telenovela, como pasó en “Bellas y Audaces”. Tuvimos varias ideas renovadoras con respecto a la forma, a la realización y la producción. Corrimos la cerca lo más allá que pudimos. Yo creo que era importante desafiar a esa autoridad anquilosada y asustada de sí misma, de su propia imagen, y llevar a este pequeño género de la telenovela, a zonas donde el público se sintiera más reflejado, identificado e interpelado.
Fotografías reproducción REC TV.