Gentileza TVN. |
Con una extensa carrera en cine y teatro, la actriz antofagastina llega a TVN como una de las protagonistas de “Ramona”. En la historia que parte hoy, a las 22:40 horas, interpreta a Carmen, una mujer que verá como su nueva familia a Ramona (Giannina Fruttero) y Helga (Belén Herrera), a las que les enseñará a sobrevivir en un mundo de miseria y marginalidad. De su participación en la serie y de “Ausencia”, miniserie histórica que también se verá en la señal pública, hablamos con la intérprete que además ha sido parte de “Prófugos”, “Vidas en Riesgo” y “Minero”, ficción antofagastina donde actúa junto a su padre Ángel Lattus.
Cuéntame de ti.
Mi formación como actriz partió en Antofagasta en la compañía de teatro de la universidad de Antofagasta en el teatro Pedro De la Barra. Mis primeros maestros fueron mis padres Ángel Lattus y Teresa Ramos. Hago teatro desde los once años, mi primera obra fue Mariana Pineda. Ahí hacia de hija de Mariana Pineda que era interpretada por mi mamá. En Antofagasta, hasta los diecinueve años participé en montajes, eso durante ocho años antes de entrar a la escuela de teatro. La mayoría de mis días terminaban en ensayos en la sala Pedro De la Barra.
Luego estudié en el Club de Teatro. No puedo dejar de nombrar a Fernando González como esencial en mi formación y a Marcelo Alonso con quien tuve clases todo el segundo año de escuela. Hice el seminario de actuación del teatro La Memoria donde tuve el privilegio de tener clases con Alfredo Castro y Rodrigo Pérez. Cuando estaba en el Club de Teatro una de las cosas que más quería era tener clases con ellos y en el centro de investigación tuve la oportunidad de aprender de ellos. Es una lástima que hayan tenido que cerrar, se perdió un lugar grandioso de formación e investigación para el teatro en Chile. También hice el programa especial de titulación (PET) de dirección de arte de la universidad Mayor. En Santiago he estado trabajando ininterrumpidamente en teatro desde que estaba en la escuela. Comencé trabajando con mis compañeros de escuela y de generación, Rodrigo Cabello, Cristián Plana, Daniela Hernández, Guilherme Sepúlveda, Ariel Lagos. He trabajado con varios directores, el Marambio, los Ibarra Roa, Plana, pero con el director y la compañía que llevo más tiempo trabajando es con Luis Guenel y Teatro Niño Proletario con los que hemos hecho “El Otro”, “Barrio Miseria” y “Fulgor”.
A los veintisiete años empecé a hacer cine con Cristián Jiménez, quien me eligió para interpretar a Manuela en “Ilusiones Ópticas”. Después de esa película no he parado de trabajar en cine. El área audiovisual es una rama menos explorada por mi dentro de la actuación. Tengo la fortuna de poder desarrollarme en cine con buenos directores y muy diferentes, entre ellos Pablo Larraín, José Luis Sepúlveda, Jairo Boisier, Sergio Castro San Martín, Sebastián Lelio, Dominga Sotomayor, Bernardo Quesney, Alejandro Moreno. He trabajado como en catorce películas, en roles protagónicos, secundarios y terciarios jajajá. Para mí si el rol es chico y el proyecto es bueno, acepto. También trabajo mucho con las escuelas de cine, creo que es esencial, pues ellos son las futuras generaciones del cine y para mí mantenerse haciendo es la única forma de ir puliendo tu trabajo.
¿Cómo llegaste a “Ramona”?
Me llamó Roberto Matus y me habló del proyecto, me dijo que faltaba la actriz para el rol de Carmen y que me quería proponer, que hiciera el casting. En primera instancia casi no lo hago porque debía viajar con Niño Proletario a Holanda y Bélgica y si quedaba no iba a estar toda la preproducción, así que por un momento no iba a hacer el casting, luego habló conmigo Julio Jorquera y me dijo que querían verme igual, así que me contactó Roberto otra vez, hice el casting con la Belén y la Gianni y me dijeron que querían que hiciera a Carmen. Fue todo súper rápido. Para mí fue un regalo inesperado, así que aprovecho de darles las gracias al Roberto y a los directores por jugársela por mí. Yo después caché que el proceso de casting había sido largo y yo llegué al final, fue bello.
¿Cómo es Carmen?
La Carmen es una mujer luchadora, va de frente, tiene mucho humor, es bien patúa y enamorá. Es la intermediaria de esta familia de tres mujeres fuertes, la mami buena onda como decía la Belén en su entrevista. Pero como Ramona y Helga, tiene sus penas y una historia que justifica todas las capas con las que vive esta mujer. Hasta ahí cuento porque no tiene gracia comerse el poto de la alcachofa sin comer hoja por hoja jajajá. La frase es trillada pero: tienen que ver la serie para conocer a la Carmen.
¿Y de qué manera construiste el personaje?
Trabajamos en la preproducción, lectura de guiones y conversaciones sobre las escenas, esto junto a los directores, Andrés, Julio, Marcos y Guillermo y las otras actrices, la Gianni y la Belén. Siempre fue un trabajo de las tres, pues si bien son distintos los roles, entre las tres debíamos generar el cuarto rol y para mí el más importante: nuestra familia. También hay un trabajo personal que tiene que ver con el estudio de la época en que se desarrolla la historia, el contexto social y por otro lado como mi personaje se mueve en ese contexto, cuál es su ideología, cómo se va construyendo a medida que avanza la historia y como al mismo tiempo que avanza la serie el personaje va madurando a partir de lo que le va sucediendo con el contexto social, personal y la relación con los otros personajes. Soy una convencida que los roles se construyen en la medida que eres capaz de dejarte permear por el otro, no creo en un rol preconcebido, la humanización de los personajes es fundamental, las contradicciones por ejemplo son un aspecto que me parece demasiado importante para esa humanización. Yo no creo en los personajes malos malos o buenos buenos, esos son de cartón.
¿Cómo fue trabajar con Giannina Fruttero y Belén Herrera?
La raja. A la Gianni la conocía de un montaje donde trabajamos juntas, “Barrio Miseria” de Teatro Niño Proletario, ahí ella hacía de un cabro chico pastero. Siempre me fascinó verla actuar. La Giannina es de esas actrices que no se callan nunca, matea a cagar pero de una organicidad hermosa y además es una mujer gigante. A la Belén la conocí en persona en el casting, pero yo que soy bien geek, un día metida en internet me llamó la atención su canal de YouTube donde subía sus trabajos. Era una cabra chica terrible de movida, tenía videos trabajando en escenas de teleseries y de sus trabajos en la escuela de la Maitén Montenegro. Me caía bien lo que hacía y cuando la vi en el casting me alegró caleta que fuera ella la Helga. Fue súper lindo encontrarla ahí y luego ver como se fue desarrollando y creciendo como actriz. La Belén es una gran actriz, es muy trabajadora y tiene ese talento innato, un ángel. Lo bacán es que no descansa en eso y trabaja como hormiga. ¡Las amo a las dos!.
La historia está ambientada a fines de los años sesenta, comienza en 1967. ¿Qué te pareció abordar esa época?
Habitar un Chile en el que no existías y que más bien pertenece a la historia de tus padres y abuelos te ayuda a entender más tu origen y el de tu país. Revisitar el pasado es un ejercicio de no perder la memoria y en este país este ejercicio quiere ser abolido por muchos, a mí me repugna escuchar la frase: olviden lo que pasó y sigamos adelante. El 1967 que se ve en “Ramona” es un Chile en donde las mujeres hacían de todo por la lucha social para construir un país mejor para ellas y sus hijos, creando un movimiento social que no sólo tenía que ver con obtener una casa, sino por la lucha por la dignidad. Y si miramos el Chile actual, las tomas de terreno existen aún, los desalojos y el apoderamiento de las tierras se mantiene y se traslada también al conflicto mapuche, porque la tierra no tiene dueño, la tierra es de todos. El latifundio es una entidad que debiese ser abolida donde quiera que exista. Entonces me parece que trabajar dentro de esta ficción es un privilegio, ya que estamos entregando contenidos históricos, políticos y culturales que la televisión pública necesita.
¿Qué te pareció participar de este proyecto?
Trabajar en la serie y con el tremendo equipo fue maravilloso, sobre todo porque había un gran respeto por el trabajo de cada área. El tratamiento de las escenas era muy parecido al cine, cada escena tenía el tiempo que necesitaba el director para llegar a lo que se quería, no habían presiones. Fue un trabajo largo en donde siempre se buscaba llegar al mejor resultado.
Y en un rodaje enfrentando las condiciones climáticas.
Trabajar en exteriores tiene sus pros y sus contras, pero sobre todo pros, porque no hay ser que supere a la realidad. El trabajo que hizo la Constanza Pizarro junto al equipo de arte, vestuario, maquillaje y pelo fue de joyería. Lo que se logró por ejemplo en la construcción de la toma fue maravilloso, cada detalle estaba cuidado. La madera de las casas eran palos que se recogían y no listones comprados y tratados con betún de Judea. Igual nos cagamos de frío, así que éramos las reinas de la camiseta de polar, harta lluvia y harta tierra, y lo más fuerte es que realmente esa tierra, esa lluvia y ese frío en el sesenta y siete eran pan de cada día para los habitantes de las tomas de terreno. Todo te hace darle mucho más peso a lo que interpretas. No puedo dejar de pensar que mientras yo contesto está entrevista mi hija duerme a mi lado tranquila, plácida, abrigadita y recién alimentada. Pienso en las mujeres y sus hijos de las tomas del sesenta y siete y las de hoy, porque no podemos negar que Chile está lleno de tomas y mediaguas donde las familias viven en condiciones precarias, ¿dónde está la dignidad ahí?.
Pese a que en Chile aún no la vemos, la producción ya ha tenido un destacado recorrido por festivales internacionales.
Lo encuentro maravilloso y merecido, el nivel de la serie es buenísimo, el tema de la lucha de las mujeres por la dignidad es universal, y aunque venga de muy cerca, el nivel actoral es buenísimo y se puede ver una línea, un estilo uniforme.
¿Y qué te parece que se estrene a dos años de haberla grabado?
Eso es algo que ven los programadores de TVN. Creo que es algo que no está en nuestras manos, seguro que si fuera por una, que la estrenen de inmediato, pero ese ya no es tema nuestro, nuestro trabajo es realizar el mejor trabajo posible, un trabajo que en este caso tuvimos la oportunidad de hacerlo de joyería.
¿Cómo invitarías al público a que vea la serie?
Les diría que “Ramona” es una serie que entretiene, porque no podemos negar que la entretención es fundamental en la televisión, pero con contenido. Que es cercana y que habla de un Chile real que emociona y llama a la reflexión.
Además eres parte de “Ausencia”, miniserie que también aparece en la promoción de las súper series de TVN, ¿cuál es tu personaje?
En “Ausencia” tengo el rol de Cruz, la empleada de Carmen Arriagada que la interpreta la Dani Ramírez y Gutike interpretado por Francisco Ossa. Cruz es la típica empleada de fundo que está siempre en silencio y acompaña a su patrona, sabe todo lo que pasa pero calla.
¿Qué te pareció esa experiencia?
Fue un trabajo lindo, sobre todo porque me reencontré con la Liú Marino, que codirige con Claudio Marcone. La Liú es además de una seca una gran amiga y junto a la Daniela logramos crear un lazo de amistad bien fuerte. A la Dani la conozco desde que ella estaba en primer año de actuación y fue en “Ausencia” donde se afiató más la amistad. Su trabajo en la película es buenísimo, ella ha madurado y crecido mucho como actriz.
¿En qué estás actualmente? ¿Tienes nuevos proyectos?
Actualmente estoy full mamá, llevo dos meses ya con mi cachorra. En teatro, en enero tengo funciones de “El Otro” con Teatro Niño Proletario. En cine grabé “Medea” del Chato Moreno, que esperamos salga a la luz el 2018. Tengo una invitación a trabajar en una película en Perú, pero estamos esperando, y una serie que ojalá se grabe el 2018. Pero mi proyecto máximo e infinito es criar a mi hija, ¡estoy chocha!.