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Tras participar de “El Regreso”, “Caleta Del Sol” y “La Poseída”, una teleserie diurna, una vespertina y una nocturna, el actor llegó a las series como uno de los protagonistas de “Por Fin Solos”, la nueva producción de TVN en donde comparte roles con Luciana Echeverría. Conversamos con él y aquí nos cuenta de este nuevo personaje, el responsable y ordenado Franco Farías, un estudiante de cuarto año de ingeniería eléctrica que decide invitar a su polola de dos meses a vivir con él.
Venías de “La Poseída” ¿Cómo evalúas ese proyecto?
Me gustó mucho hacerla sobre todo porque siento que fue como un salto muy grande que se mandó TVN, como vamos hacia la calidad. Más que como con nostalgia de lo que fue, fue con cómo se deben hacer las cosas, como nos gustaría que se hicieran las cosas. Entonces necesitamos este elenco, necesitamos este tipo de locaciones. Sentía que era como todo el equipo realmente muy profesional y muy capaz, como que nadie estaba porque sí. Entonces era muy muy bacán, y por eso me gustó mucho trabajar en “La Poseída” porque sentía que había un plus en calidad y que creo que la gente lo comentó y lo agradeció. Tal vez siempre hay un pero, que un guión o que la edición que le hacen después, que corresponden más a marketing.
¿Quedaste conforme?
Sí, súper feliz. Más encima que me hice una cantidad de amigos, sumado a que ya conocía a muchos amigos. Fue como un gran examen de actuación de teatro, como de la Chile. Eran puros actores de la Chile y todos como de la misma onda. Todos conocíamos a los mismos profes, todos fuimos a los mismos carretes, fuimos a las mismas obras. Entonces era súper mega agradable porque era un lenguaje súper en común que teníamos todos.
En “Por Fin Solos” eres Franco ¿Cómo armaste este personaje?
Mira, por primera vez me vi más en el desafío como de no armar tanto porque siempre armo mucho. O una gran caracterización física, o una voz rara, siempre tengo una mascarilla. Y aquí como que el desafío era más la relación con la Luty (Luciana Echeverría), con Natalia. Ese era el real desafío. Porque imagínate que no tenemos nada, no hay exteriores, no hay más actores. Estamos solo ella y yo en una cama, que es siempre el mismo set, entonces de lo que había que hablar era de la profundidad de las relaciones humanas, del amor, de la dificultad de hablarse, de la tolerancia, de la propiedad que uno siente por los seres humanos, y para hablar de eso tan profundamente había que solo mirarse a los ojos y hacer de uno. Entonces aquí el desafío fue mucho más empelotarse que ponerse máscaras, más de sacarse ropa. De hecho es con súper poca ropa jajaja. Estaba súper nervioso por lo mismo. Que nervios que voy a estar sin bigote, sin barba, sin una voz, sin nada, me daba nervio eso.
Es como una característica tuya. Te conocimos haciendo de árabe en “El Regreso”, después el trabajo de voz en “Caleta Del Sol”…
Claro, el Chungungo. Es súper artificial, bonito, o sea siempre han sido ideas que tienen un trasfondo, nunca es porque sí, pero aquí lo que descubrimos con la Luty era que teníamos que ir a la relación, ir a la realidad de nosotros mismos, con nuestra biografía y ponerla al servicio del trabajo. Obviamente que tienen características los personajes, este es obsesivo con el orden, cosa que yo no soy, obsesivo para otras cosas pero no para el orden. Y es mucho más inseguro, necesita más las estructuras. Entonces claro, íbamos poniendo cosas así, pero siempre muy nosotros.
Compartiste escenas con Luciana en “La Poseída” ¿Cómo fue volver a trabajar con ella, ahora de una forma más íntima?
Trabajar con Luciana Echeverría es una bomba de placer. Es una loca, una loca linda, una excelente actriz, buena compañera, chistosa, cariñosa, súper preocupada. La verdad es que nos enamoramos, pololeamos, peleamos, pasó de todo, pero íbamos ahí al callo, a lo profundo. Como dos semanas antes de partir grabando nos fuimos a Valparaíso a pasear, a caminar, a ensayar, siempre jugando. Entonces descubrimos que los personajes se encontraban en eso, como ya nos encontrábamos en el juego, dijimos los personajes se enamoraron porque lo pasan muy bien juntos.
¿Y qué te pareció el formato de esta serie?
Súper cómodo. Súper bacán actoralmente porque como no tienes los problemas de continuidad que se dan en una teleserie, se grababa todo en orden cronológico, entonces vas de frente a lo profundo y no te desconcentras. Como que estábamos cinco, seis y siete horas enclaustrados grabando, entrabamos en trance, mucho más teatral. Además que se dio una cosa súper familiar, incluso con las parejas que no grabábamos. Como éramos poquititos entonces era todo súper agradable, súper familiar, súper bien.
¿Cómo invitarías al público a ver “Por Fin Solos”?
Sobre todo porque van a poder reflexionar sobre el amor, van a poder empatizar con los personajes, con las relaciones, con las situaciones, y entonces creo que va a ser una súper buena instancia como pareja, como amigos, como familias, como padres, como todo, para hablar sobre el amor, y sobre los rollos o las dificultades que uno tiene.